EL CABALLERO SIN ARMADURA
Cuando hablamos de ego generalmente lo asociamos con algo negativo.
Una persona con mucho ego es una persona extremadamente segura de sí misma, rayando en lo pedante. Es una persona altiva, que mira desde arriba.
¿Qué pasaría si te dijera que todas las personas tenemos ego?
En latín, ego significa “YO”, por lo tanto es una forma de definir una parte de mí mismo. Sin embargo, el ego no es algo que “se tenga” como una enfermedad, es algo que creamos, indefectiblemente, al momento de nacer. En este sentido, la expresión “tal persona tiene mucho ego” podríamos re-formularla con la frase “tal persona está muy identificada con su ego”.
Como mencioné anteriormente, el ego lo creamos, todos, al momento de nacer, y lo vamos desarrollando a lo largo de nuestra vida, a través de nuestras experiencias y vivencias en el mundo. Sucede que no estamos acostumbrados a llamarlo ego, les sonará más familiar si me refiero a él como “PERSONALIDAD”.
Personalidad y ego son sinónimos, aunque, culturalmente, la personalidad no tiene ese carácter peyorativo que sí tiene el ego. Alguna vez hemos querido justificar una acción diciendo: “es que esa es mi personalidad”; o alabar a otra persona diciendo: “me encanta su personalidad”; o describirse diciendo: “yo tengo una personalidad vibrante” –sea lo que sea que eso signifique–. Ya que ego es lo mismo que personalidad, hablaremos de una indistintamente de la otra.
¿Cómo creamos a EGO?
Cuando nacemos, nos desconectamos de la madre, y nos adentramos (o salimos) a un mundo nuevo. Lloramos, desconsolados: el dolor de la desconexión, la revelación de un mundo, formas y sonidos desconocidos… se produce el trauma del nacimiento.
La primera experiencia de nuestra vida es un proceso muy doloroso. Cocernos el cordón umbilical y meternos en el vientre de nuestras madres nuevamente no es una opción, por lo que la única forma de sobrevivir es hacerle frente a todo eso que estamos presenciando.
Desnudos (literalmente), de cuerpo y mente, sin ninguna herramienta para comunicar tu desesperación más que el llanto… justo en ese instante, es cuando construimos a nuestro gran protector: EGO.
Ego funciona como la armadura de un guerrero en batalla, para defendernos de los incontables perjuicios a los que nos enfrentamos desde nuestro nacimiento –perjuicios que se van creando en nuestra mente–. A medida que se va desarrollando esta batalla que llamamos vida, vamos “perfeccionando” nuestra armadura, la vamos reforzando y adaptando, hasta conseguir una armadura impenetrable.
Como lo único que nos hace sentir seguros al momento de nacer es eso que acabamos de crear, empezamos a identificarnos con la personalidad.
Pensaba el Caballero: … también amaba a su armadura, porque le mostraba a todos quién era él: un caballero bueno, generoso y amoroso.
Robert Fisher. “El caballero de la Armadura Oxidada”
La creación y desarrollo de nuestra personalidad vienen dados por la idea de la existencia de perjuicios, inminentes o futuros, que pudieran afectar nuestra estabilidad emocional. Esta idea de que el mundo es un lugar nefasto del cual me debo defender, hace que desarrolle una personalidad defensiva –o atacante, si pienso que la mejor defensa es un buen ataque– y como creo que estoy protegiendo mi estabilidad, mis acciones están plenamente justificadas.
Cuando estamos en este nivel de identificación con nuestra personalidad (creo que soy mi personalidad y me muevo en función de ella) interpreto la realidad de manera distorsionada. Nos creamos –y creemos– la novela mental: escrita, dirigida y producida por EGO.
Al identificarnos tanto con el ego, buscamos satisfacer los deseos de este para poder “sentirnos bien” y nos desconectamos de nuestro ser esencial.
Imaginemos que estoy enfermo, y en lugar de ir al médico para saber la causa de mi enfermedad, busco aliviar los síntomas por mi cuenta: tomo analgésico, me coloco un pañito de agua caliente y me recuesto a esperar que pase el dolor… instantáneamente encuentro algún alivio de los síntomas. Pasan unos días y los síntomas vuelven a aparecer, ahora con más intensidad, incluso aparecen nuevos… Así sucesivamente hasta que no aguanto más y decido ir al médico.
Algo similar ocurre con nuestro ser y nuestro ego. Al no conocer el primero e identificarme con el segundo, busco aliviar los dolores que éste padezca. Se trata de mi armadura, esa que yo creé desde niño para protegerme, por lo que necesito tapar los orificios, abolladuras y rajaduras que se produjeron en todos esas batallas mentales. Al aferrarme tanto a la armadura, llega un momento que se hace parte mi, y no puedo quitarmela tan fácilmente.
De mala gana el caballero intentó quitarse el yelmo, pero no se movió. Tiró con más fuerza. Estaba muy enganchado. Desesperado, intentó levantar la visera pero, por desgracia, también estaba atascada. Aunque tiró de la visera una y otra vez, no consiguió nada.
Robert Fiser “El caballero de la Armadura Oxidada”
¿Cómo identifico a EGO?
Primero tenemos que cuestionarnos. Cuestionar nuestras actitudes, pensamientos recurrentes, creencias, valores… Esto hará que empecemos a replantearnos una posibilidad distinta. El mero hecho de plantearnos otra posibilidad, nos abre el camino para revelar nuevos escenarios.
Una vez examinado y cuestionado nuestro comportamiento, vamos indagando en las motivaciones de nuestra conducta. Esta indagación nos permite conocer una parte más profunda de nosotros mismos, el ser esencial.
Al escuchar a este ser –que siempre había estado ahí, pero no prestamos atención– podemos observar nuestro EGO desde un nivel más elevado, nos damos cuenta que ese otro yo, no soy YO verdaderamente.
Otra forma de identificar a EGO es verificando los resultados de mis acciones. Si los resultados de mis acciones me generan sufrimiento, EGO se está manifestando. Si quiero cambiar la realidad porque no me gusta, EGO está presente. Si quiero aferrarme a alguien o algo porque me gusta, EGO aparece. Si tengo algo pero no estoy satisfecho y quiero más, EGO habla.
En definitiva, cada vez que no aceptamos la vida, EGO está haciendo gala de su armadura brillante, interpretando la realidad como una batalla que debe ganar a toda costa.
¿Puedo vivir con EGO o tengo que eliminarlo?
Ego es una parte de mi, es algo que yo creé, pero no soy yo. Saber identificar esta diferencia nos permite quitarnos la armadura que usamos para demostrar algo. El ego no es malo per sé, no es necesario eliminarlo, de hecho, mientras más me resisto a su existencia, más se expresa.
Asimismo, mientras más presente estoy, menos aparece EGO. Puede que hayan momentos de inconsciencia en donde este aparezca, no pasa nada, lo importante es reconocerlo, observarlo y aceptarlo tal cual es, así este seguirá siendo parte de nosotros pero no hará gala.
Eso fue cuando empezasteis a aceptar lo que estabais bebiendo.
¿Estáis diciendo que la vida es buena cuando uno la acepta? – preguntó el caballero.
¿Acaso no es así? – replicó Merlín, levantando una ceja, divertido.
¿Esperáis que acepte toda esta pesada armadura?
Ah – dijo Merlín – no nacisteis con esa armadura. Osa la pusisteis vos mismo. ¿Os habéis preguntado por qué?
Robert Fiser “El caballero de la Armadura Oxidada”
Me acuerdo que hace tieeeempo, escribí algo en Facebook (fue hace bastante tiempo porque ya tengo años sin interactuar en Facebook), donde comentaba que yo no pensaba que el ego fuese algo malo. Es malo solo si se te sale de las manos, si crees que eres tu ego o no sabes diferenciarte de él. Pero en ocasiones, es útil, es como una máscara, te la pones, la usas para el caso específico y ya le das chuleta. Puedes tener varios egos! Hahaha creo que sigo pensando igual, aunque en ese momento no sabía exactamente distinguir entre mi ego y yo, y aún hoy eso me cuesta bastante, porque el entendimiento de qué o quien es uno, es como medio inexplicable, en el sentido de que no se puede explicar solo lo sabes y ya. Bueno, al menos esa ha sido mi experiencia. Estos temas confunden burda.
PD: me encantaría saber las historia detrás de como entendiste esas cosas. Cualquiera puede leer el caballero de la armadura oxidada y tener ideas, pero yo quiero saber también, cómo llegaste tu a estas ideas? Por qué? Por qué tienes esta perspectiva? Después de todo, lo más especial, es la perspectiva que le das, no que lo que estés diciendo sea verdad o no, because, you can’t tell
Totalmente, es algo que no se puede explicar, es algo más elevado que la mente entonces nos cuesta definirlo mentalmente. De igual forma es grandioso cuando te das cuenta de eso. La verdad yo no sabía diferenciarlo hasta hace poco (1 año creo), y me pasa igual, todavía hay momentos en los que me identifico con el Ego, solo que ahora me doy cuenta cuando sucede. No es tan sencillo quitarse la armadura, tenemos toda la vida con ella.
Estas ideas llegaron en un momento de frustración, donde las cosas que tenía y que hacía no me daban felicidad, me hacía sentir cada vez más vacío y no entendía por qué, si se suponía que estaba haciendo y teniendo lo que “debería”. Como dicen también en este libro tan maravilloso: “El maestro aparece cuando el discípulo está preparado”. En una oportunidad conocí a un amigo que me recomendó varios libros (esta historia es algo más larga), uno de ellos era el poder del ahora. Cada vez que leía, era como un recordatorio de algo que ya sabía, de una verdad que estaba dentro de mi y que ese libro me estaba recordando lo que ya sabía. Luego apareció otro señor en mi vida, bien sea por el algoritmo de google, no lo sé, pero no es casualidad que llegara esta otra persona a enseñarme una herramienta de autoconocimiento llamado eneagrama. Por ahí empecé a entender esa dualidad existencial que habita en nuestro cuerpo, dualidad que existe solo porque somos seres pensantes, con una imaginación muy grande.
Este libro lo leí por segunda vez hace poco, te lo comenté, y las revelaciones fueron increíbles, flipé. La primera vez que lo lei me pareció interesante; ahora, leerlo con este “conocimiento” era impactante. El caballero de la Armadura Oxidada nos lo mandó a leer nuestro profesor de constitucional en primer año, junto a El Principito, Juan Salvador Gaviota, y otros… En ese momento no entendía nada.
Suelo hablar mucho de la subjetividad, así que esto me parece muy interesante. Me gusta enriquecerme de buenos puntos de vista. La cuestión, es que ahora me pregunto, si esto lo desencadenó la lectura del libro en referencia o hay algo más profundo detrás.
Saludos, amigo.
Bueeeeno amigo, esto ha sido un proceso que no termina. Creo que esto que escribo es algo que siempre ha estado dentro de mi, y que ciertas fuentes me lo recuerdan.
El Caballero de la Armadura Oxidada ya lo había leído hace 10 años aproximadamente, y no entendía esto que escribí. Pero ese proceso es algo que fui aprendiendo con el tiempo, con cada tropiezo, con cada experiencia, con cada “dificultad”, con cada “logro”. Todas esas cosas fueron determinantes para llegar a esta información que logré identificar en este libro la segunda vez que lo leí, hace un par de semanas.